sâmbătă, 4 martie 2017

El diario de Traian Demetrescu

El 27 de mayo. - Ami, je suis la Solitude! parece susurrarme cada día, la soledad, que me es tan familiar como una antigua novia. Y este verso tan sencillo del conocido poema de Musset "La noche de diciembre", que yo recuerdo en estos lugares serenos y silvestres, conoce una aflicción, que te lleva hacia un éxtasis, hacia un lamentable llanto... Y toca la sensibilidad en sus cuerdas mas finas, mas delicadas...
Cansado de tanto ruido, herido por los desengaños, nuestra alma muchas veces añora el extrañamiento de una soledad perdurable. Aunque después esta misma soledad se convertira en pena.
Un ambiente desalmado frena los anhelos y el sentimentalismo de un alma superior y noble, negandole las oportunidades de expresarse. Entre esa alma y el ambiente nace un triste desacuerdo.
En cambio, estando en medio de una soledad serena y suave, el alma vuelve a ser confiado y lleno de ilusiones, volviendo a sentir la necesidad de darle alas a sus viejos anhelos. Pues no sera justo esa influencia de la soledad la que da vida a una nueva duda, a un nuevo miedo de desperdiciar los mismos anhelos?
Mira lo que en verdad estoy tratando desde hace tanto tiempo.
En la penosa lucha por la sobrevivencia ya me iba acostumbrando a la falta de ilusiones y ya habia sosegado mi alma bajo la vigilancia de un escepticismo sensato. Estando solo, disfruto reviviendo con mis viejas ilusiones. Ya se que se me van de nuevo, - y es justo esta predicción que da vida a una pena que empieza a darme miedo.
Y no es una de las corduras de la vida tener siquiera algunas ilusiones?

***
El 5 de julio - El cielo esta manchado de nubes claros, que parecen islas blancas ondeando en el aire.
No hay nada que despierte en ti la añoranza por viajar o la nostalgia de las distancias, como lo hacen estos bellos nubes veraniegos.
Los miro, asi como estoy, tirado en la arena a orillas del mar, como un loco que mira de hito en hito las alucinaciónes de su mente.
Quisiera hablar, cantar, llorar, reirme, pero falta alguien - no sé quien - que sepa escucharme, notarme, entenderme, quererme.
Ló unico que me queda es aislarme en mi mismo, pensar, - y al parecer tengo miedo de mis pensamientos. Es un dolor que yo llamaría: "la soledad del alma".
Entre la gente es donde menos siento este dolor; en medio de la naturaleza lo vuelvo a sentir una y otra vez.
Desde luego, casi en cada alma del ser umano hay un pedacito puro de amor que se conserva para otra alma; un amor que es mas sereno, mas ideal que el amor egoísta o el narcisismo; y cuando esa alma, por la que guardabamos este amor, no se cruza en nuestro camino, - nuestra alma se queda solo.
Esta soledad es quizas una de las mas importantes causas de nuestra angustia.
Algunos mueren por culpa de ella - como fue el caso de Werther; otros se convierten en misántropos o escépticos, como es el caso de muchos jovenes hoy día, - unos jovenes pálidos, sensibles, sin entusiasmo.
Pero porque le hace falta a nuestra alma juntarse con otra, dejar atras su propia soledad?
El miedo a la muerte, - de manera instintiva, - nos domina a todos. La idea de la destrucción, de el fin de todo, puede ser la causa de esta necesidad de nuestra alma de no estar solo, de seguir viviendo en el recuerdo de otra alma.
Mientras que estos pensamientos rondaban mi mente, el sol matizaba el agua con un color plateado deslumbrante, como si hubiese querido mezclar armonías de rayos en las canciónes de las olas.
Y no sé porque, - pero estaba llorando. 


Nicolae Grant, Campo de flores

Niciun comentariu:

Trimiteți un comentariu